Una escritora enferma de cáncer busca una nueva mujer para su marido y su carta de amor se hace viral

En la sección ‘Modern Love’ de The New York Times apareció una carta en la que la escritora de libros infantiles Amy Krouse Rosenthal retrata a su marido, un verdadero príncipe azul, con una intención muy particular: que alguien que lea su nota pueda empezar una nueva historia de amor con su esposo, ya que a ella le quedan pocos días. “Solo puedo esperar que la persona correcta lea esto y encontrarle así a Jason otra historia de amor que comience”. Amy Krouse Rosenthal sacudió los medios no por otro de sus cuentos infantiles, siempre tan bien recibidos por el público, sino por un sentido testimonio que publicó en la sección ‘Modern Love’, de The New York Times donde sencillamente se dispone a buscarle un nuevo amor a su marido.

“Usted podría querer casarse con mi esposo” es el título de la pieza de esta escritora recientemente diagnosticada con cáncer de ovario, quien se prepara para despedirse de su esposo y de sus tres hijos. Pero antes de caer en algún doloroso letargo, Amy le quiso dejar saber al mundo que su compañero de vida sí es lo más parecido a un príncipe azul y que su amor por él es tan grande que quiere ayudarle desde ya a encontrar otra princesa que, como ella, lo haga feliz.

“Dejaré intencionalmente este espacio vacío como una manera de darle a los dos el fresco comienzo que se merecen”, dice el último párrafo de la nota con unos renglones perfectamente blancos dispuestos para ese propósito… que una nueva historia empiece a contarse, a escribirse.

El gesto no dejó incautos a los lectores que empezaron a reseñarlo con avidez al punto de completar más de 1,288 comentarios en los que se alaba su valentía, se celebra su noble corazón y hasta se comparten otras propias y duras historias de amor. “Gracias por recordarnos que la vida es solo un paso de tiempo”, le escribe un lector afectado en medio de abrazos de fortalezas y mensajes de despedida. “No creo que Jason necesite otra mujer, él ahora solo te quiere a ti” replica otra lectora. En Twitter, la cosa no resultaba diferente: “encuentren un lugar calmo y lean el ensayo de Amy Krouse Rosenthal, sugería la ganadora del Pullitzer, Conie Schultz.

Aunque Amy confieza que nunca estuvo en Tinder, su carta es quizás el mejor y más promisorio perfil que cualquier hombre disponible podría tener (y quizás podría redactar). En ese perfil, ella parece no solo desplegar todas las bondades de su marido, sino poner de manifiesto esas cosas con las que quizás aún las mujeres contemporáneas sueñan: Jason es un hombre apuesto, de tan buen vestir que sus hijos jóvenes le piden ropa prestada, tan amante de la música en vivo que su hija prefiere ir con él a un concierto que con cualquier otra compañía, es el compañero que trae flores a los eventos especiales como cuando fueron juntos a la primera ecografía de sus hijos, o ese que hace desayuno los domingos porque se levanta temprano. Es artista, aunque se desempeñe como abogado, sabe cocinar, y es hábil reparando cosas.
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A lo largo de los casi 30 párrafos, los lectores no pueden más que caer rendidos ante este hombre. Es tan perfecto que casi parece un invento, o mejor, un cliché. El efecto, sin embargo, es sencillo de entender: estamos viendo a Jason a través del crisol de una mujer que lo ama y que después de 26 años lo sigue mirando con ojos de enamorada.

No sabemos qué haya pensado Jason de este gesto que por cierto lo hizo viral en el Twitter, quizás esté molesto por el excesivo esfuerzo que le exigió a su mujer, en medio de los adormilamientos de las morfina y de la falta de alimento, escribir semejante pieza. Quizás él, simplemente, no comparta los afanes que su esposa tiene por encontrarle un amor.

Nadie aún se ha atrevido a llenar esos renglones vacíos, por el contrario, lo que sí ha sucedido es que muchos le suplican a Amy que es a ella a la que quieren conocer, quieren conocer a la mujer que más allá de sus apegos y de sus propios sentimientos le quiere dejar claro a su esposo que después de su partida el camino sigue.

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